Hay veces que las personas te sorprenden con gestos y detalles que son tan sencillos que, si todos hiciéramos lo mismo, la vida sería más bonita. Hace unos meses, mi vecina me trajo un plato de sopa en unos de esos días en los que, ella vio que necesitaba un poco de apoyo. Y ¿qué mejor que un plato que nos reconforte y nos haga sentirnos queridos y amados?
Y es que las cosas sencillas como un plato de sopa de ajo calentita, me hizo transportarme a la infancia, cuando mi abuelo me recibía, después de llegar del hospital, con un plato de sopa de ajo. La verdad es que no me entraba nada después de la quimio, pero para mí era un "te quiero nieta" o "no le cocino a nadie pero tú eres especial" o "te he echado de menos mi niña". Y aquel era un día como esos y ahí estaba Raquel, con su sopa de ajo.
Hoy vamos a seguir la receta de mi vecina y vamos a preparar una deliciosa y reconfortante sopa de ajo, ¿me acompañas a hacer la receta de Raquel? Pues vamos con los ingredientes:
3 ajos
1 chorreoncito de aceite de oliva virgen extra
1 cucharadita de pimentón dulce
100 g de pan
5 vasos de agua
1 pizca de sal
2 o 3 huevos
Preparación:
Pelamos los ajos y los cortamos en láminas. Sofreímos en aceite de oliva virgen extra. Añadimos el pimentón y removemos.
Cortamos el pan en trozos. Si es duro, lo cortamos en láminas. Si el pan es tierno se pasa la batidora porque no se deshace tan fácilmente.
Agregamos el agua y la sal y dejamos hervir. Transcurridos 5 minutos, añadimos los huevos y mezclamos con unas varillas. Y cuando el huevo se haya hecho, durante unos 5 minutos, apartamos del fuego.
Presentación:
Servimos en unos platos hondos, boles o cazuelitas y a disfrutar de esta sopa de ajo.
¿Qué te parece esta receta? Un plato sencillo pero lleno de sabor, calentito para combatir los días fríos y lluviosos de invierno. Una receta fácil de hacer y reconfortante.
Bon appétit!
