Hace unos días os hablaba del libro "El camino para llegar hasta mí" de Jenny Colgan y hoy vamos a elaborar una de las recetas que vienen al final de la novela, los bannocks.
Se tratan de unos panecillos redondos y planos de una textura crujiente y que están deliciosos. Es mejor comerlos recién hechos porque están más buenos.
Los ingredientes que vamos a necesitar para elaborar mi versión de esta receta son:
Para la masa:
500 g de harina con levadura
50 g de mantequilla
2 cucharaditas de azúcar
1 huevo
1 huevo
250 g de suero de mantequilla
250 g de yogur natural
Para el suero de mantequilla:
250 ml de leche
1 cucharada de zumo de limón
Vamos a necesitar más harina para el amasado.
Podemos sustituir el suero de mantequilla por queso rallado, que le dará un sabor más intenso. En este caso sustituiremos el azúcar por sal y pimienta.
Podemos sustituir el suero de mantequilla por queso rallado, que le dará un sabor más intenso. En este caso sustituiremos el azúcar por sal y pimienta.
También podemos añadir fruta, como arándanos o pasas.
El yogur que vamos a utilizar es casero. La receta la tienes aquí.
El yogur que vamos a utilizar es casero. La receta la tienes aquí.
Preparación:
Lo primero que vamos a hacer es el suero de mantequilla, para ello, vertemos la leche en un bol y agregamos el zumo de limón, removemos y dejamos reposar durante 10 o 15 minutos. Transcurrido este tiempo, la mezcla tendrá una apariencia de leche cortada.
Este suero de mantequilla o buttermilk aportará esponjosidad a nuestros panecillos que estarán más tiernos.
Preparamos una bandeja de horno con papel de hornear y precalentamos el horno a 170ºC con calor arriba y abajo.
Tamizamos la harina que introducimos en un bol de un procesador de alimentos. Añadimos la mantequilla y mezclamos hasta obtener una textura de miga de pan desmenuzada. Este paso lo haremos con las manos.
Agregamos el azúcar, el huevo, el suero y el yogur y mezclamos hasta conseguir que la masa quede pegajosa. Para este paso yo utilizo el procesador de alimentos con el accesorio gancho.
Amasar y, si es necesario, añadir más harina hasta que la masa ya no resulte tan pegajosa. Yo le añado 2 tazas de harina que voy añadiendo poco a poco, sin dejar de amasar.
Espolvorear un poco de harina en la superficie de trabajo, colocar la masa y estirar con la ayuda de un rodillo hasta conseguir que la masa tenga aproximadamente unos dos centímetros de grosor.
Cortamos la masa con un aro metálico para obtener piezas de forma redonda. También le podemos dar otras formas a las piezas.
Colocamos las piezas en la bandeja de horno que hemos preparado con anterioridad y llevamos al horno. Horneamos durante 40 minutos a una altura media baja.
También podemos freír las piezas en una sartén untada con mantequilla hasta que queden dorados por ambos lados.
Presentación:
Servimos en una bandeja o bol que llevamos a la mesa. Podemos acompañarlos de mantequilla y mermelada.
O podemos hacer unas tostas o montaditos con ellos. A nosotros nos gustan con un poco de aove, rodajas de tomate y lonchas de jamón serrano.
Para terminar, os dejo con el texto donde aparecen estos bannocks ("El camino para llegar hasta mí", página 283):
"Flora comenzó a untar con miel local los bannocks recién salidos del horno de Un rincón junto al Mar. Estaban deliciosos y, acompañados por el café de la cara cafetería de Colton, era la perfección hecha desayuno. Fuera el viento soplaba con fuerza. El mar estaba casi blanco y las nubes que llenaban el cielo parecían infinitas. Flora frunció el ceño. Ya había sido complicado llegar en barco hasta allí a la ida; no quería pensar en la vuelta."
O podemos hacer unas tostas o montaditos con ellos. A nosotros nos gustan con un poco de aove, rodajas de tomate y lonchas de jamón serrano.
Para terminar, os dejo con el texto donde aparecen estos bannocks ("El camino para llegar hasta mí", página 283):
"Flora comenzó a untar con miel local los bannocks recién salidos del horno de Un rincón junto al Mar. Estaban deliciosos y, acompañados por el café de la cara cafetería de Colton, era la perfección hecha desayuno. Fuera el viento soplaba con fuerza. El mar estaba casi blanco y las nubes que llenaban el cielo parecían infinitas. Flora frunció el ceño. Ya había sido complicado llegar en barco hasta allí a la ida; no quería pensar en la vuelta."
Bon appétit!