Lo primero es preparar tanto los ingredientes como los utensilios que vamos a necesitar para elaborar este pastel de cebolla. Pelamos y picamos finamente las cebollas. Yo las he cortado en juliana.

En una sartén que ponemos al fuego, derretimos la mantequilla, agregamos la cebolla y cocinamos a fuego lento de 15 a 20 minutos, removiendo de vez en cuando.

Añadimos la harina, removemos y cocinamos durante otros 5 minutos. Transcurrido este tiempo, apartamos del fuego y dejamos que se enfríe.

Elegimos un molde para tartas, en la receta original se utiliza un molde de 22 cm de diámetro, pero el molde que tengo es de 24,5 cm de diámetro y, además, es el que me gusta utilizar porque tiene tapa para poder transportar las quiches o las tartas. Lo engrasamos con un poco de mantequilla, colocamos la masa, cortamos el sobrante con la ayuda de un rodillo y, con el palo de una cuchara de madera o el propio papel en el que viene envuelta la masa, presionamos dando forma al borde. 

Precalentamos el horno a 210ºC con calor arriba y abajo. 

Ahora, nos ponemos con el relleno. Para ello, introducimos los huevos en un tazón o jarra grande y batimos con la crema. Añadimos la nuez moscada y salpimentamos al gusto. Mezclamos bien. 

Finalmente, extendemos las cebollas sobre el fondo de la tarta, vertemos la crema y llevamos al horno. 

Cocemos durante 35 minutos en el horno, a una altura media alta, o hasta que la superficie esté bien dorada. 

Desmoldamos la tarta al salir del horno y la servimos caliente. También la podemos servir en el molde en el que se ha horneado y repartir en platos llanos a cada comensal.