Crítica gastronómica de Malas artes (Receta para una historia nº44)

viernes, 6 de julio de 2018


A principios de cada mes dedicamos un post para hacer la crítica gastronómica correspondiente a los relatos que habéis elaborado el mes anterior, con los ingredientes que os facilito. A veces, elaboráis receta de platos, mientras que otras son bebidas, calientes para las épocas frías y refrescantes para las más cálidas. 

Junio ha sido un mes lleno de concursos, colaboraciones, eventos gastronómicos y solidarios, reuniones de amigos y celebraciones de cumpleaños, reencuentros... en resumen, un mes muy intenso, con emociones a flor de piel y en el que ha comenzado a hacer "mucha calor". 

Antes de empezar con las críticas gastronómicas, os recuerdo que os esperan nuevos ingredientes para que elaboréis un nuevo relato en Receta para una historia nº 45: El despertar de la señorita Prim




Hoy vamos a valorar y hacer la crítica gastronómica correspondiente a los platos que habéis elaborado con los ingredientes de Receta para una historia nº 44: Malas artes.

Plato nº1 elaborado por Juanlu:
Un café sobre la mesita pequeña del salón, en donde la penumbra se apodera todas las tarde de la principal estancia de la casa. Así le gusta saborear ese café, observando las valiosas obras de arte que cuelgan de la pared. Se toma la taza en silencio, bebiendo en ella uno a uno sus secretos y recuerdos.
La Señora Jacobs se aferra a la vida. Sus 90 años los sustentan los recuerdos de su marido, el mancillado honor y las desgracias que trajeron la importante fortuna que heredó tras la Segunda Guerra Mundial, de la que ya sólo quedaban ese puñado de pinturas que adornaba esa oscura estancia. 
Todavía esta presente el reciente recuerdo de aquella mañana cuando el comisario Brunetti llegó a su casa y le comunicó que su sobrina Claudia había aparecido muerta. 
Claudia era estudiante de Arte, y conociendo el valor de las pinturas que su abuela poseía escondidas en aquel salón de la casa, siguió investigando y averiguó la procedencia y la historia real de su abuelo y la desgracia de su familia. 
En un intento de recuperar el honor perdido de su abuelo y buscando ayuda en el director del museo donde trabajaba, dio con esta ambiciosa persona que ideó un plan para abusar de su confianza y quedarse con las prestigiosas obras de arte.
Claudia descubrió las oscuras intenciones del director y éste la asesinó en un ataque de ira y codicia. Días más tarde, apareció muerta a la orilla de un canal. 
Afortunadamente, recordaba la señora Jacobs, el caso cayó en manos del Comisario Brunetti, que gracias a su abnegada investigación, resolvió el asesinato llevando a la cárcel al director del museo y recuperando toda la información para recobrar el honor de la Familia. 
Se sentía muy agradecida. Lo único que no había podido hacer el Comisario Brunetti era devolverle a su nieta, devolverle a Claudia, y ese dolor hacía que poco a poco la penumbra de esa habitación fuera en aumento y se apoderara cada vez más de su ya de por sí frágil y triste vida.


Plato nº2 elaborado por Encarni M.:
Al museo Nacional de Arte de Cataluña, (en Barcelona), se dirige el comisario Ambrosio Contreras para hablar con el ambicioso director del museo por la desaparición de un puñado de pinturas muy valiosas del siglo XII.
La propietaria de las pinturas desaparecidas es una abuela ya muy mayor que se aferra a la vida y su nieta una joven muy bella y despierta. Las obras de arte las habían heredado de su abuelo y además una gran herencia. Su abuelo era un superviviente de la Segunda Guerra Mundial.
También llega al museo un estudiante experto en obras de arte nacido en el Valle de Arán y muy vinculado a las pinturas del siglo XII. 
Con la ayuda del joven estudiante, el comisario Contreras interroga a la abuela y a la joven y descubre una taza de secretos todos relacionados con el abuelo, de cómo consiguió las pinturas tan valiosas, su gran fortuna y su relación con la Segunda Guerra Mundial.
El abuelo exiliado de la guerra española, se refugió en Francia donde hizo una gran amistad con judíos españoles también exiliados procedentes del Valle de Arán.
El abuelo engaña a los Judíos y se queda con todas las pinturas y la fortuna que poseían, una vez terminada la guerra vuelve a España y deposita las pinturas en el museo Nacional de Arte de Cataluña.
El estudiante y el comisario citan a la joven y a su abuela que se aferra a no morir sin descubrir todo el secreto de esa fortuna tan importante que el abuelo fallecido amasó y a no mancillar su honor.
El culpable de la desaparición era el ambicioso director del museo, descendiente de judíos del Valle de Arán y conocedor de toda la historia del abuelo y que siempre había soñado con esas pinturas.

Y hasta aquí los platos elaborados por nuestros colaboradores, esperemos que os gusten. Ahora os toca a vosotros valorar y hacer las críticas y comentarios correspondientes.

¡Feliz mes de julio! 

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