Capítulo 11: Una hora
jueves, 26 de marzo de 2015
— ¿Si?— dijo nerviosa al contestar.
— ¡Buenos días! ¿Le pillo en buen momento?
— Si.
— Si.
— Siento no haberle podido llamar antes, me ha surgido un
inconveniente a primera hora de la mañana y hasta ahora no he podido llamarle.
— No, no importa.
— Me gustaría hablar con usted personalmente. Tengo que hacer
unas gestiones pero en una hora podría recogerla en el hotel para llevarla a mi
casa. ¿Le parece bien?
— Podemos tomar un café en el hotel, ¿si lo prefiere? ¿O me puedo
acercar yo a su casa?
— No, le recojo en una hora en el hotel, à plus tard— y colgó.
Sintió algo raro, él le
hacía sentirse rara, como si estuviera fuera de lugar constantemente, como una
barca a la deriva. Y no sabía cómo actuar.
«¿Me habrá visto delante de su puerta? ¿Sabrá que estoy aquí y
le estoy viendo? ¿Para qué querrá hablar personalmente conmigo? Ni siquiera me
ha preguntado si acepto. ¿Por qué tiene que recogerme y llevarme a su casa?
¡¡No entiendo nada!!»
Lo único que tenía claro es
que la recogería en una hora.
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