Baños de bosque: Un fin de semana muy hyggelig

lunes, 28 de febrero de 2022

Hoy es el último lunes de febrero y tenemos una cita con el Hygge, pero en esta ocasión, nos vamos a ir al bosque, vamos a desconectar, descansar y tener momentos mindfulness. ¿Me acompañáis?




A continuación os cuento cómo fue un fin de semana que pasamos hace un par de años por estas fechas, por si os sirve de inspiración para que paséis unos días diferentes para que podáis desconectar mientras que cargáis pilas y seguir con vuestro día a día. 

Día 1.- Viernes. 
Siempre he sido una niña de campo, me ha gustado rodearme de naturaleza y animales, creo que eso me da la vida. 

Por problemas de salud, hace tiempo que no puedo disfrutar de escapadas al bosque, recorrer rutas entre los árboles, descubrir especies de plantas que no conocía...

Gracias a unos libros que han llegado a mis manos, me he animado a reencontrarme conmigo misma. 




El cuaderno del bosque fue el primero que encontré y muchas vivencias que Dulcinea describe en su libro, yo también las tuve en mi infancia y las echaba de menos. 

Cuando de pequeña te enseñan a vivir con animales, sean cuales sean, a cuidarlos y respetarlos, te enseñan mucho más que un estilo de vida, te enseñan educación, respeto...

Tanto mis padres como mis abuelos me enseñaron a distinguir plantas y frutos comestibles, a recolectar y a aprovechar lo que nos brinda la naturaleza. Echo de menos esos momentos en familia. 




Por otro lado, Terapia del bosque me ha recordado que  podemos encontrar la felicidad a través del contacto con la naturaleza durante las cuatro estaciones del año.

Sarah Ivens recomienda disfrutar del bosque aunque sea en invierno. Los baños de bosque son curativos, así que voy a ver si me doy un beneficioso y relajante baño de bosque este fin de semana, compartirlo con mi pareja y activar mis defensas. 

Para empezar, una cena romántica en la cabaña más alta del recinto con vistas al bosque y al lago. Unos regalos para San Valentín y una partida a un juego de mesa.




Día 2.- Sábado. 
Una ducha y un buen desayuno para empezar con fuerza el día, café con leche, tostadas con mantequilla hyggelig y mermelada, magdalenas... Se nos ha olvidado el zumo de naranja y los pomelos. 

Continuamos haciendo unas fotos y nos preparamos para hacer un pequeño paseo por los alrededores a un paso lento para que mi salud no se resienta y darnos un baño de bosque para fortalecer mis defensas.




Yo me vuelvo a la cabaña después de hacer una parada al sol y leer un poco del libro Terapia del bosque. 




Mientras que yo escribo estas lineas en mi cuaderno, en la mesa de madera que hay en la cabaña y observo el movimiento de las copas de los árboles, el vuelo de las aves, el azul de cielo, las montañas y el lago, Monsieur Accidents se ha marchado a hacer una ruta más larga y a paso más fuerte, supongo que parará de vez en cuando para hacer algunas fotos. 




Nuestro momento midfulness de hoy ha sido gastronómico, justo antes de comer. Hemos puesto dos tipos de queso en una tabla de madera, hemos cogido un trocito de uno, el de mostaza con eneldo, y hemos comenzado. Lo primero es observarlo, nos fijamos bien en su tamaño, color y textura. Nos lo llevamos al oído y vemos si suena cuando lo aplastamos entre el dedo índice y el pulgar. Nos lo acercamos a la nariz y cerramos los ojos para que nos centremos mejor en distinguir los aromas que desprende. Por último, nos lo llevamos a la boca. Jugamos con él con nuestra lengua, intentamos ver si conseguimos diferenciar el sabor a eneldo, mostaza y lácteo. ¿Es dulce? ¿Es ácido?... 




A la hora de comer, un plato de cuchara calentito es lo que necesitamos, así que un potaje de garbanzos con espinacas es una muy buena opción. 




Después de esta deliciosa comida, no hay nada mejor que una siesta para que nuestro cuerpo se recupere y recargue. La siesta es un hábito que todos deberíamos de tener.

La tarde se puede pasar mirando el horizonte y todo lo que pasa alrededor de la cabaña, como por ejemplo el vuelo de la grullas, que están de paso parando en el lago, migrando de los países más al sur, donde han pasado los meses más fríos, para volver a los países nórdicos. 




El atardecer desde la terraza de la cabaña es impresionante. Los colores anaranjados contrastan con los verdes de los árboles del bosque y el azul del agua del lago. 

Para cenar, hemos decidido disfrutar de la gastronomía del lugar. Nos sentamos frente a la chimenea, como no podía ser de otra manera. Es ver una chimenea encendida y es ir directa a ella, no me puedes mover de allí. Elena nos sorprendió con una degustación de platos tradicionales de jabalí y ciervo que ha rescatado dándoles una vuelta con su toque, que me llevó de vuelta a mi infancia. 




De vuelta a la cabaña, nos vamos a la cama a leer un poco, bueno, más bien es que Monsieur Accidents me lea un poco más de Terapia del bosque. La lectura por la noche antes de ir a dormir, es otro buen hábito que deberíamos tomar, a mi personalmente me relaja muchísimo. 

Día 3.- Domingo. 
Monsieur Accidents se levanta, se ducha y prepara el desayuno mientras yo me ducho. Desayunamos, tomándonos nuestro tiempo, porque no hay prisa, porque nos merecemos un desayuno tranquilo, con una conversación agradable y, por qué no, también con silencios observando el paisaje que nos muestra la vistas de la cabaña. 




Hoy tendremos un momento mindfulness diferente al de ayer, esta vez, relacionado con la naturaleza. Paseamos lentamente (al ritmo que yo puedo ir) por el bosque, elegimos un árbol, nos abrazamos a él, cerramos los ojos y nos concentramos en nuestra respiración. Pensamos que somos parte del bosque, que de nuestros pies salen raíces que se unen a las del árbol al que estamos abrazados. De repente sentimos un aroma diferente, el árbol ya no es un desconocido, comparte con nosotros sus propiedades, nos fortalece, nos cuida... Escuchamos como el viento juega con sus hojas, como los pájaros se posan en sus ramas...




De vuelta a la cabaña, me doy cuenta que hoy he vuelto a conectar con mi lado más... espiritual, terrenal... Monsieur Accidents me comenta que vuelvo a ser yo, a mostrar esa parte de mí que se había dormido tras haber ingresado en el hospital. 

Hoy disfrutamos de una comida más ligera, zanahorias baby, pepinillos baby, puerros y una salsa tzatziki para mojar. Además, una empanada y unos patés para untar en panecillos. Lo maridamos con vino rosado y  tinto crianza de Bodegas Laus.




Una siesta, una últimas fotos de las vistas que tenemos desde la cabaña y nos volvemos para casa.




Aquí os dejo un vídeo de como ha sido este fin de semana. Para mí, todavía viajar es duro, mi cuerpo aún se resiente, pero estos baños de bosque me han ayudado, ya no solo con respecto a fortalecer mi sistema inmune, sino también a reencontrarme conmigo misma, con esa parte de mí que estaba dormida y que gracias a este fin de semana, ha despertado. 




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Quiero dar las gracias a Monsieur Accidents por haber preparado un fin de semana ten especial, pensando tanto en mi salud como en mi, ha sido un fantástico regalo de San Valentín. A Nacho y a Elena por haberme puesto las cosas más fáciles y darnos a conocer tanto la fauna como la flora del lugar así como su gastronomía. He compartido con vosotros momentos muy especiales que ha hecho que este fin de semana sea inolvidable. Prometo volver a Ecolodge Cabañeros cuando esté mejor y pueda retomar el trekking y así poder hacer las rutas que hay por la zona.

¡Qué tengas un feliz lunes y una semana muy hyggelig!

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