Se despertó al día siguiente sin haber descansado bien por la noche, así que necesitaba un buen café para despertarse.
Bajó la escalera para ir a la cocina y al pasar por el despacho miró por la puerta que estaba entreabierta.
Él estaba sentado en una butaca mirando una fotografía y con la misma ropa del día anterior. Su cara reflejaba tristeza y algo de impotencia. Hizo un gesto de indignación sin dejar de mirar la Polaroid.
« ¿Qué habrá pasado?», se preguntó y, de repente le vino a la mente la niña, « ¿le habrá pasado algo?»
« ¿Qué habrá pasado?», se preguntó y, de repente le vino a la mente la niña, « ¿le habrá pasado algo?»
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